El pasado sábado 19 de julio se celebró en nuestra Diócesis de Alajuela el Jubileo Diocesano de los Jóvenes, una jornada marcada por la alegría, la fe y la participación activa de cientos de jóvenes. El evento se desarrolló inicialmente en las instalaciones del Colegio Marista, donde desde tempranas horas de la mañana se reunieron aproximadamente 700 jóvenes de distintas parroquias y movimientos.
La jornada incluyó conciertos, espacios de animación, y la Expo Carisma, en la que estuvieron presentes diversos movimientos eclesiales, comunidades religiosas, las CEBs, la pastoral vocacional, entre otros. Fue un ambiente lleno de fraternidad, música y entusiasmo, donde cada joven pudo experimentar el gozo de sentirse parte de una Iglesia viva.
El momento central del día comenzó con la Adoración Eucarística, seguida de una catequesis sobre la peregrinación jubilar y la indulgencia plenaria. Luego, alrededor de las 5:15 p.m., inició la gran peregrinación desde el Colegio Marista hasta la Catedral de Alajuela. Esta caminata fue un verdadero testimonio público de fe: cantos, oraciones, vítores y una profunda alegría acompañaron todo el recorrido, impactando a quienes transitaban por las calles del centro de la ciudad.
“Ustedes no son un accidente, no son ‘un número más’. Son amados con un amor eterno. Dios tiene un sueño grande para cada uno de ustedes”, recordaba Monseñor Bartolomé en su homilía, invitando a los jóvenes a no conformarse con una vida superficial, sino a abrazar con valentía el proyecto de Dios.
Al llegar a la Catedral de Alajuela, los peregrinos fueron recibidos con calidez por el obispo, quien presidió la celebración eucarística que clausuró la jornada. En su homilía, Monseñor Bartolomé alentó a los jóvenes a ser “luz del mundo y sal de la tierra”, a no quedarse al margen, sino a implicarse en la vida parroquial, social y cultural de sus comunidades.
“No balconeen la vida, métanse en ella”, dijo el obispo, citando al Papa Francisco, en un llamado directo a comprometerse con los más necesitados, defender la vida y convertirse en constructores de paz.
El Jubileo Diocesano de los Jóvenes fue, sin duda para todos los presentes, para cientos de jóvenes y para nuestra Diócesis un momento de encuentro con el Señor.
“No tengan miedo de ir contra la corriente. No tengan miedo de dar lo mejor de ustedes, de poner sus dones al servicio del Reino. Cristo no quita nada, lo da todo”, concluyó el obispo, dejando un mensaje claro y directo al corazón juvenil.

