Naranjo, Alajuela, sábado 18 de octubre. – Con gran entusiasmo y fervor se llevó a cabo este pasado sábado 18 de octubre la Peregrinación Jubilar de los Ministros Extraordinarios de la Comunión, un encuentro diocesano que reunió a numerosos servidores en el Templo Jubilar de la Parroquia Nuestra Señora de las Piedades, en Naranjo.
La jornada dio inicio con una peregrinación en las afueras del templo, un gesto de fe y comunión que preparó el corazón de los participantes para vivir este día especial. Posteriormente, se desarrolló un espacio de formación eucarística a cargo del presbítero Brayan Pacheco, quien ofreció a los ministros una reflexión profunda sobre la centralidad de la Eucaristía en la vida cristiana y en la misión pastoral de llevar la comunión a los enfermos y a quienes no pueden participar de la Santa Misa.
Como cierre de la jornada, se celebró la Santa Eucaristía, presidida por el padre Brayan Pacheco, concelebrada por el presbítero Jesús Luna, y con la participación de varios seminaristas que acompañaron la celebración.

Durante el encuentro, los ministros expresaron la profunda alegría y gratitud que sienten al poder servir al Pueblo de Dios:
“Ser ministra es un privilegio que Dios me dio sin merecerlo. Es una experiencia maravillosa visitar a los enfermitos y recibir, más bien, esa comunión y alegría que ellos transmiten. Nunca me imaginé tanta asistencia, pero estoy feliz”, compartió Lidieth Sánchez, de la Parroquia del Sagrado Corazón de Jesús en Alajuela.
“Ser ministro es una bendición. Es un ministerio muy especial que llena mi corazón. Me dio mucha alegría ver a tantos hermanos en este Jubileo. Realmente esperaba menos, y estoy asombrado de ver a muchos con la alegría de servir”, comentó un ministro de la Parroquia de Tacares.
El Jubileo fue una oportunidad para fortalecer la fe, crecer en formación y renovar el compromiso pastoral de quienes, con humildad y entrega, llevan la presencia de Cristo Eucaristía a los hermanos enfermos en las distintas comunidades. Este encuentro reafirmó el valor de este ministerio como un signo vivo del amor y la misericordia de Dios.
