En el marco de la memoria litúrgica de San Juan Pablo II, se llevó a cabo este miércoles 22 de octubre el I Encuentro Nacional de Comisiones Diocesanas del Clero, en el Seminario Nacional Nuestra Señora de los Ángeles, convocado por la Comisión Nacional del Clero de la Conferencia Episcopal de Costa Rica.
El encuentro fue presidido por Monseñor José Manuel Garita Herrera, obispo de Ciudad Quesada y responsable de la Comisión Nacional del Clero, quien expresó su agradecimiento por la participación de las distintas diócesis y destacó que la presencia de los sacerdotes y diáconos “es signo de comunión, de corresponsabilidad y de amor por nuestros hermanos presbíteros”.
“La pastoral del clero debería ser la primera de las pastorales, porque de la vida humana, espiritual y pastoral de los presbíteros depende, en gran medida, la vitalidad de toda la Iglesia Particular”, afirmó Monseñor Garita durante su homilía de apertura.
Fortalecer la pastoral del clero
El objetivo de este primer encuentro fue visibilizar el ser y quehacer de las comisiones diocesanas del clero, de los diáconos permanentes y de la comisión nacional, promoviendo la colaboración, comunicación y unidad de criterios en el acompañamiento sacerdotal.
Monseñor Garita subrayó que la pastoral del clero “no busca solo organizarse mejor, sino reconocerse como servidores de un mismo cuerpo, el presbiterio, que necesita ser animado, acompañado y sostenido en su vocación”.
Asimismo, recordó que las comisiones del clero están llamadas a ser instancias de cercanía, vigilancia y acompañamiento, cuidando especialmente la vida humana, espiritual y pastoral de los sacerdotes.
“No se trata de controlar, sino de acompañar; no de fiscalizar, sino de servir. Acompañar al sacerdote es cuidar el corazón de la Iglesia”, puntualizó.
Ejemplo de San Juan Pablo II
En su mensaje, Monseñor Garita evocó la figura de San Juan Pablo II, a quien calificó como “un pastor para los pastores”, recordando su constante solicitud por los sacerdotes y su llamado a vivir como “amigos del Señor y hombres de misericordia”.
“Juan Pablo II nos enseñó que el sacerdote está llamado a ser signo vivo de la presencia amorosa de Cristo. Su testimonio nos impulsa hoy a redescubrir el valor de acompañar, formar y sostener a quienes entregan la vida por el Evangelio”, señaló.
Desafíos actuales
El prelado también mencionó varios desafíos que enfrenta hoy la pastoral del clero, entre ellos:
- El acompañamiento integral humano, emocional y espiritual de los sacerdotes.
- La promoción de una auténtica fraternidad presbiteral.
- El cuidado especial de los sacerdotes mayores y enfermos, así como de los jóvenes en sus primeros años de ministerio.
- La prevención y acompañamiento en crisis, desde una Iglesia que no teme mirar sus fragilidades y ofrecer ayuda misericordiosa.
Finalmente, Monseñor Garita invitó a los participantes a ser “servidores vigilantes del don recibido”, pidiendo la intercesión de San Juan Pablo II y la protección de la Virgen María, Madre de los Sacerdotes, para perseverar en el servicio humilde y gozoso al clero de las diócesis del país.
“Pidamos la gracia de ser administradores fieles y prudentes, instrumentos de comunión y de consuelo para nuestros hermanos sacerdotes”, concluyó.


Fuente: CONACOM, Diócesis de Ciudad Quesada.