Referencias en el caminar pastoral actual
II Sínodo Diocesano año 2000
Como culminación de un proceso pastoral en la década de los 90, Mons. Barquero convoca el II Sínodo diocesano de la Diócesis de Alajuela el 31 de mayo del 1998, donde comienza una fase presinodal que desemboca en la celebración del sínodo del 13 al 20 de febrero del año 2000.
El II Sínodo estaba dividido en 19 comisiones, abarcando todos los aspectos que la pastoral debe cubrir: Esas comisiones redactaron un documento de trabajo elaborando las propuestas para ser votadas. Participaron en el Sínodo 152 personas, varones y mujeres que votaron todas las propuestas sinodales. Enviado todo esto a Roma, se da el Nihil obstat, y se promulga el documento sinodal el 11 de junio, fiesta de Pentecostés, del año jubilar 2000, en el Polideportivo Monserrat (Alajuela).
La Asamblea Diocesana año 2013
En el año 2013, con Mons. Ángel a la cabeza, se realizó esta Asamblea con el objetivo de: Animar el quehacer de la Iglesia Diocesana de Alajuela desde la Palabra de Dios, la realidad social y a la luz del magisterio de la iglesia y en especial de la V Conferencia del episcopado latinoamericano en Aparecida para que, en un ambiente de comunión y de participación, se retomaran las prioridades pastorales diocesanas hacia un plan de pastoral de conjunto.
En ella se definieron seis prioridades muy concretas con sus propuestas, metas y proyectos en las que, como Diócesis, se quiere fortalecer la acción pastoral: Niveles de Iglesia, Familia, Pobres, Jóvenes, Vocaciones y Catequesis.
El proceso de Discernimiento Diocesano
Sin duda, el gran acontecimiento que ha marcado nuestro caminar en este tiempo ha sido la celebración del Centenario Diocesano el 16 de febrero del 2021. Desde la memoria agradecida a la actuación del Señor entre nosotros, nos hizo ver que, al inicio del segundo centenario y ante los notables cambios originados en el caminar de nuestra sociedad, junto con las iluminaciones recibidas de la Iglesia, requería una dinámica especial de discernimiento que nos permitiera escuchar al Señor y caminar en docilidad a su Espíritu, como Iglesia particular en estas tierras benditas.
En su I Carta Pastoral “Que todos sean uno para que el mundo crea”, Mons. Bartolomé constata que la pandemia por el covid 19 “ha sido una gran fuente de desafíos, un catalizador de aspectos críticos que ya existían, ha provocado rupturas y nos está llevando a un momento clave para tomar decisiones. Ojalá comprendamos el momento presente para una buena decisión: abandonar situaciones caducas y abrirnos a lo nuevo que emerge”. Y también: “Nos desafía el Espíritu en los signos de los tiempos que percibimos en nuestra realidad y en la apertura al diálogo sinodal. ¿Qué nos está pidiendo el Señor, como comunidad diocesana de Alajuela, al inicio del segundo centenario? Retomemos el relato de nuestro caminar eclesial con las iluminaciones que hemos percibido. Encontremos el pulso del Espíritu para favorecer, juntos, las dinámicas que puedan testimoniar y canalizar la vida nueva que el Señor desea generar. (Carta Pastoral 155, 156, 166, 251).
Gran iluminación para nuestro Discernimiento Diocesano han sido estos dos acontecimientos eclesiales: la Asamblea Eclesial de América Latina y el Caribe convocada por el CELAM y el Sínodo: “Por una iglesia sinodal: comunión, participación y misión” convocado por el Papa Francisco. Acogemos la sensibilización y el cambio de mentalidad que va originando el carácter sinodal de nuestra Iglesia y la invitación fuerte del Papa Francisco a situarnos en estado de misión; y las Propuestas pastorales fruto del proceso realizado por la Asamblea Eclesial. Refleja bien, esto, la riqueza de la mutua iluminación entre el caminar de Iglesia universal y de nuestra Iglesia particular de Alajuela.
Del decreto de convocatoria se deduce el propósito:
Desarrollar un proceso de Discernimiento Diocesano, recorrido en sinodalidad, caminando juntos el pueblo de Dios en esta Diócesis, en la escucha del Espíritu, y dispuesto a la conversión personal, pastoral – misionera para descubrir y actuar lo que el Señor quiere de nosotros, ante los retos y desafíos del nuevo contexto sociocultural en el que nos encontramos.
Para preparar, impulsar y coordinar el proceso de Discernimiento Diocesano se constituyó un equipo, que emanaba del Consejo Diocesano para la Pastoral.
Se adoptó este lema general: “Transfórmense mediante la renovación de su mente, para distinguir la voluntad de Dios” (Rm 12,2). Aceptando la metodología de la planificación pastoral participativa, que ya nos había guiado en el II Sínodo Diocesano, se fijó el siguiente itinerario:
- Se dedicó el año 2021 a la sensibilización en general, para la buena acogida del proceso de Discernimiento.
- En el 2022 se trabajaron las etapas perceptiva y analítica. Enfocamos la percepción de nuestra realidad, a la par de la iluminación desde la Palabra de Dios y la doctrina de la Iglesia. Adoptamos el tema: “Signos de los tiempos”.
- En el 2023 se vivió la etapa proyectiva con el tema “Comunión misionera” y el lema “Que todos sean uno para que el mundo crea” (Juan 17, 21). Lema que fue ya del II Sínodo Diocesano. Hacia final de año se situaron las Asambleas Parroquiales y la Asamblea Diocesana.
La Asamblea Diocesana 2023
El proceso de Discernimiento Diocesano ha culminado en la Asamblea Diocesana, precedida de las Asambleas Parroquiales. La Asamblea es una instancia de comunión y consulta para revisar nuestra vida eclesial y propiciar una renovación espiritual y una experiencia fuerte de sinodalidad que lleven a impulsar la dimensión pastoral y misionera de la Diócesis. Participan representantes de todo el pueblo de Dios en nuestra Diócesis: laicos, vida consagrada, presbíteros.
Se ha fijado como objetivo de esta Asamblea: Generar un espacio sinodal en el que poder compartir la visión sobre el caminar de la Diócesis y culminar el proceso de Discernimiento Diocesano para orientar la acción pastoral diocesana. Y como actitud básica: “Escucharnos para unirnos en la escucha del Espíritu”.
La Síntesis de los Aportes de la Asamblea consta de 14 criterios-líneas de acción, que se desglosan en otros tantos puntos. Se ha continuado con la dinámica de devolución al pueblo de Dios de este resultado para enriquecerlo y se ha culminado el proceso con la elaboración del Plan Diocesano de Evangelización que guiará nuestra acción pastoral en los próximos cinco años.
PARA CONOCER MÁS…
Proceso pastoral década de los 90
Monseñor José Rafael Barquero da continuidad al proceso de recepción del Vaticano II en la diócesis. Impulsó un proceso diocesano de pastoral, que adquirió forma gracias al estudio de documentos que son el punto de referencia como: Evangelii Nuntiandi (1975), Puebla (1979) y Santo Domingo (1992).
Se acentúa la promoción y formación laical, la revitalización o nuevo despertar de la pastoral. Se generan misiones diocesanas. En 1985 se opta privilegiadamente por las comunidades eclesiales de base y es así que, con la colaboración de los padres redentoristas en 1989, se organiza una Gran Misión diocesana, parroquia por parroquia, cuya meta era constituir pequeñas comunidades.
En 1991 se inició el proceso de planificación pastoral participativa recorriendo las diferentes etapas: perceptivo, analítico y evaluativo de la realidad diocesana en sus diferentes ámbitos tanto pastorales como administrativos.
La Comisión Diocesana de Pastoral, con la asesoría externa de la Casa de la Juventud de Colombia, puso a caminar el proceso de planificación. El equipo visita las parroquias de la diócesis para escuchar sus inquietudes. Los participantes producían pensamiento desde la acción, expresaban lo que sentían, daban una mirada popular de la realidad y de la Iglesia, una Iglesia que estaba escuchando, dialogante, que convertía a los bautizados en actores y protagonistas. La reflexión generó nuevos movimientos en la diócesis y originó un cambio paradigmático de la acción eclesial: la evangelización de la periferia al centro.
II Sínodo Diocesano (2000)
El caminar pastoral impulsado por Mons. José Rafael Barquero en la década de los 90, iba a desembocar en una Asamblea pastoral diocesana, que ya se había anunciado. Sin embargo, el Obispo, conjuntamente con el consejo pastoral, el equipo de reflexión y quienes habían venido participando en el caminar diocesano, deciden la convocatoria de un sínodo. Mons. Barquero convoca el II Sínodo diocesano de la Diócesis de Alajuela el 31 de mayo del 1998 y nombra los participantes, por áreas de trabajo, entre quienes habían estado en el proceso diocesano de pastoral.
Se identifican tres etapas: catequética e informativa en 1998; presinodal con la escogencia de temáticas y realización de las sesiones presinodales para revisar los contenidos ante su presentación en las sesiones solemnes en 1999; celebración del sínodo con 19 sesiones sinodales del 13 al 20 de febrero del año 2000.
El II Sínodo estaba dividido en 19 comisiones, abarcando todos los aspectos que la pastoral debe cubrir: el Obispo, Niveles de iglesia, Familia, Jóvenes, Pobres, Vocaciones, Cultura-educación, Medios de comunicación social, Misiones, Catequesis, Grupos y movimientos apostólicos, Pastoral social, Pastoral litúrgica, Pastoral presbiteral, Vida consagrada e inserción pastoral diocesana, Laicos, Curia diocesana, Estructuras Diocesanas de servicio pastoral, Ecumenismo y diálogo interreligioso. Esas comisiones redactaron un documento de trabajo elaborando las propuestas para ser votadas.
Participaron en el Sínodo 152 personas, varones y mujeres que votaron todas las propuestas sinodales. Asesoraba un equipo de consultores en derecho y eclesiología. Un Equipo de redacción dio forma final a las propuestas.
Cada capítulo contiene cuatro partes, la primera expone los desafíos o problemas detectados; la segunda es la iluminación de dichos desafíos, desde el dato revelado y el Magisterio Eclesiástico, la tercera contiene las respuestas a los problemas, como líneas pastorales y se agregan las disposiciones sinodales obligatorias en la diócesis.
Enviado todo esto a Roma, se da el Nihil obstat, y se promulga el documento sinodal el 11 de junio, fiesta de Pentecostés, del año jubilar 2000, en el Polideportivo Monserrat (Alajuela).
Todo se realizó en un ambiente de mucha comunión y alegría. Fue un momento realmente de Gracia para nuestra Diócesis.
La convocatoria y Motivaciones del Discernimiento Diocesano
Aunque la convocatoria oficial se realizó mediante un decreto el 16 de febrero del 2022, en realidad este proceso de discernimiento comenzó desde la misma fecha de nuestro centenario diocesano, un año antes, y se anunció su comienzo en mi pasada Carta Pastoral, en la festividad de Pentecostés del 2021: “Desde la alegría de ser ya una Diócesis centenaria, dando continuidad a esa corriente de agradecimiento al Señor, vamos a implicarnos en una dinámica de discernimiento para descubrir por dónde quiere Él guiarnos, qué quiere suscitar y favorecer en nosotros. Nos inspira el lema: “Transfórmense mediante la renovación de su mente, para distinguir la voluntad de Dios” (Cf. Rm 12,2).”
Las motivaciones están claras en las constataciones que realiza el decreto:
- “Que la celebración del Centenario Diocesano nos lanza al reto de responder a las necesidades de los nuevos tiempos con profundo significado de ser y sentirnos Iglesia convocada para vivir y anunciar el Evangelio.
- Que entre de los desafíos que podemos leer, como un signo de los tiempos, está el contexto de la presente pandemia; ésta nos ha introducido en una situación de crisis que nos cuestiona, ha provocado rupturas y nos está llevando a un momento clave para tomar las decisiones sobre el nuevo tipo de presencia por parte de la Iglesia, hacia un nuevo estilo de misión.
- Que en toda la Iglesia se está experimentando la llamada del Espíritu situándonos en la línea del discernimiento sinodal, concretizado ya en los esfuerzos a nivel latinoamericano, donde hemos vivido una Asamblea Eclesial, retomando el documento de Aparecida para seguir iluminando el caminar de la Iglesia en nuestro continente. A nivel Universal, el Papa Francisco nos ha convocado a un nuevo Sínodo en torno al tema: Por una Iglesia sinodal, participación, comunión y misión. Estamos ahora finalizando la fase diocesana.
- Que se constata ya, luego de un tiempo de sensibilización, una disposición positiva al discernimiento.”
Propósito. Equipo animador y Etapas del Discernimiento
También el Decreto de convocatoria expresa los siguientes propósitos:
- “Un proceso de Discernimiento Diocesano que favorezca la comunión y el desarrollo de la misión eclesial.
- Dar pasos en favor de una más plena sinodalidad, en los niveles de Iglesia, revisando los organismos diocesanos, vicariales y parroquiales para una participación más efectiva del pueblo de Dios.”
Otro aspecto que ha estado siempre presente en el Discernimiento Diocesano es que desemboque en la elaboración de un Plan Pastoral para nuestra Diócesis, como un paso concreto para hacer operativo su resultado, aun teniendo claro que su perspectiva va más allá del mismo Plan.
Para preparar, impulsar y coordinar el proceso de Discernimiento Diocesano se constituyó un equipo, que emanaba del Consejo Diocesano para la Pastoral. Estos eran los integrantes: Pbro. Carlos Céspedes, Vicario General; Pbro. Javier Morera como Vicario Episcopal en un primer momento y después el Pbro. Elímar Carvajal que asumió después esa misma responsabilidad diocesana; Pbro. Ronald Murillo Vicario diocesano para la catequesis; Pbro. Jonatan Rojas, Vicario diocesano para la animación mmisionera, el kerigma y animación comunitaria; Pbro. José Alfredo Quesada; Pbro. Enrique Cortés y mi persona.
Se optó, desde el principio, por adoptar la metodología de la planificación pastoral participativa, que ya nos había guiado en el II Sínodo Diocesano y en el que se han preparado algunos de nuestros hermanos sacerdotes.
Fijamos así las tareas del Equipo Diocesano para el Discernimiento:
- Proponer el cronograma del Proceso de Planificación Pastoral Participativa con sus etapas e interlocutores
- Adaptar los instrumentos de las distintas etapas del Proceso de Planificación Pastoral Participativa a la realidad diocesana.
- Proponer los espacios y mecanismos para la participación en el Camino de discernimiento diocesano.
- Elaborar guías para los espacios de escucha y aportes
- Hacer síntesis de los aportes de los distintos interlocutores